jueves, 22 de septiembre de 2016

Reserva genética

Según el autobús iba atravesando las zonas correspondientes a las diversas redes los cambios de las estructuras que las conformaban resultaban chocantes. El motivo fundamental era que él apenas había salido de su zona, y aunque en las inmediaciones de esta, se podían divisar una zona verde y otra naranja, tenía restringido el acceso y la naturalidad del contacto las había mantenido en su pensamiento como cualquier otro recorte del paisaje; aún en las ocasiones en las que había tenido que traspasarlas la velocidad y el cambio habían sido otros. Ahora estaba siendo distinto, las zonas verdes gozaban de árboles y fuentes, las amarillas eran edificios altos y casi tan abigarrados como los rojos, pero las zonas índigo apenas tenían tres alturas de construcción y las Iris, las Iris eran palacetes rodeados de un verdor esplendido, con centenares de compañeros recortando y regando las amplias zonas de ocio. Las atravesaron una tras otra, alternándose con contrastes de sobresalto o ascendiendo y descendiendo con rubores de una continuidad fluida.
Durante tres horas de marcha Iridia se mantuvo absorta en sus informes, hasta que, en mitad de la una estepa apareció una enorme burbuja de cristal, casi tan grande como una montaña natural.
-Bueno chicos, -dijo Iridia- Cantad para mi. - Y, chascando los dedos, todo el autobús comenzó a retumbar con una antigua canción-
-Vamos a contar mentiras, vamos a contar mentiras...
-Bien, muy bien, así me gusta chicos, más alto.
-por el monte las sardinas tralara, por el monte las sardinas tralara....
-Verás Jorge, Jorgito mío, tú puedes dejar de cantar, prefiero que escuches. Esta enorme bola que ves al frente es reserva genética. Hace muchos, muchos años, varios siglos en realidad, una mujer especial fundó reserva genética. Hasta entonces se habían dado muchos problemas, la desaparición de las abejas entre otros. ¿Lo conoces? No seguramente no. El caso es que entre todos los problemas ese fue uno de los fundamentales, la desaparición de las abejas. Claro que tú has visto abejas, ¿Cómo podrían haberse extinguido? En realidad las abejas de hoy en día son un rescate de los genes conservados en trozos de ambar, fundamentalmente, también de los últimos ejemplares congelados para su conservación y otras fuentes similares. Hubo un periodo bien largo de abejas mecánicas. Lo del ámbar es muy bueno, una resina que atrapa insectos, los cubre y luego mineraliza, pura naturaleza útil.- Decía Iridia- La humanidad lo pasó realmente mal en aquél chance, por aquél entonces se había puesto de moda la modificación genética humana y otras aberraciones similares, digamos que se habían dado a la existencia libre y dispersada los más variopintos fenotipos de seres mutados. Seres que vivían doscientos años, otros que brillaban en la oscuridad... Sin embargo Jalea era una mujer excepcional como ninguna, era telépata y poseía olfato para el genoma. Aquella mujer afirmaba que "los naturales" eran más felices, que aquello no tenía discusión, que las abejas mutadas, para adaptarse a las nuevas razas de polen, morían de tristeza, que no podían sobrevivir a su melancolía; e inició el mayor movimiento político jamás seguido. Se trataba de devolver el mundo a los naturales, no solo a los humanos, sino a todo el reino vegetal, al animal y a los vínculos entre ellos; fue consciente sin embargo de que no se podía exterminar a los artificiales, de que estaban vivos y necesitaban su hueco; es más, en muchos casos era indispensable contar con ellos, la misma Jalea era un ejemplo, podía saber en tres segundos si lo que tenía delante era natural o producto de la ingeniería genética, ella no podía autoabandonarse a la extinción. Y ese fue el principio de las reservas genéticas que se hallan dispersas por el mundo... Ya llegamos, verás cómo te va a gustar.
Mientras el vehículo se aproximaba al enorme balón cristalino se iban haciendo más y más nítidos los grandes edificios en su interior, la mayoría eran rascacielos cuyas ventanas parecían estar más conglomeradas de lo habitual, otros serían normales si no fuese por la falta de cristales en las mismas.
Pararon a unos cien metros de lo que parecía ser la puerta de entrada, al lado de una taquilla similar a la de los parques de atracciones.
-Venga chicos, dejad de cantar, todos abajo, dejemos el equipaje aquí.
Todo el séquito bajó del autobús y tras ellos Iridia y el grupo principal
-Veréis, ahora os van a dar un pinchacito, será algo de nada, con un poco de suerte, dentro de poco tiempo tendréis un primito en las ciudadelas del mar, será feo de narices, pero tendrá branquias y todo. Colocaos en fila frente a esta señorita para que os saque la muestra.
La señorita medía apenas un metro diez y tenía que subir y bajar de un taburete de madera para tomar las muestras, su pelo era negro azabache y su piel blanco lechosa tenía un punto azulón, sus ojos, de un verde ordinario proporcionaban un breve punto de confianza en el resto de su aspecto.
-Bueno Jorgito, estamos en la aduana de reserva genética. Este es el trato con ellos, ellos se mantienen aislados y nosotros les entregamos muestras para sus estudios, ellos nos proporcionan individuos para labores específicas, como fue el caso en sus tiempos de las ciudadelas del mar, y nosotros el avituallamiento que nos pidan. El asunto es algo más complicado, pero en resumen deberás conformarte con eso, si no has oído lo de las ciudadelas del mar no te preocupes, ya tendremos tiempo de solucionarlo. Y ahora nos toca a nosotros. ¡Chicos, cada uno deberá coger papel y bolígrafo y acompañar a un asignado para apuntar su pedido! Nosotros no, Jorgito, Ivanna, Carlos, Javier y yo nos quedaremos juntitos. ¡Hola Patricia! Hacía tiempo que no nos veíamos.
-Hola Iridia, veo que nos traes muchas muestras frescas hoy.
-Va, lo de costumbre.
Y Patricia tomó las últimas muestras, incluyendo la de Jorge, una primera puerta se abrió y permanecieron en una amplia sala cerrada por más de cinco minutos, después se abrió otra puerta enfrente y todo un universo de vida extraña apareció ante ellos.
-No te asustes por su altura, está de moda la miniaturización, les proporciona ventajas, ya sea de espacio de vivienda asignada o de derechos de aumento de progenie. A fin de cuentas ¿Qué más dá un gen o dos mas modificados.
Ante los ojos de Jorge individuos de apenas un metro desde la coronilla a los talones exibían sus alas coloreadas en pleno vuelo, niños rabicortos y rabilargos se confrontaban en un partido de futbol en el parque que tenían frente a sí. Palomas con tres ojos se disputaban los restos de un sanwiche de mortadela abandonado bajo una papelera y tres perros cuyas patas traseras se parecían a las de un canguro trataban de jugar con un enorme indivíduo alargado cuyas manos sostenían un frisbie.
-Bueno, este debe ser uno un poco anticuado. Tiene que haber de todo.-
Los compañeros se dispersaron cada uno con su libreta mientras Iridia emprendió el paso hacia una diminuta caseta verde.
-Aquí, en mitad del parque vive Leonora, es buena gente, pero necesita oxigeno, mucho oxigeno, el oxigeno es caro, por eso Leonora es tan activa en el intercambio, siempre saca su propio pedacito de la tarta.
-Hola Iridia. Siempre puntual, me alegro de verte.
-Hola Leonora, hoy necesitamos encargarte un par de decenas de individuos con resistencia al calor, nos hacen falta para trabajos puntuales de construcción, pero de apariencia normal, que puedan vestir nuestro rojo sin llamar la atención. tres con visión infraroja, para aduanas, la policía espera un recrudecimiento de tráfico de animales este año. Nos vendría bien que nos proporcionaras más de esa crema hidratante de la última vez, la de prueba, estamos aplicándola para regeneración heridas, era muy chula. Y bueno, lo de siempre...
-Eso está hecho. Veo que traes compañeros nuevos. ¿Qué pasó con los últimos? ¿Los licenciaste?
-No creo que este sea el mejor momento Leonora, ya te contaré.
-Bueno, lo dejo todo apuntado, lo mandaremos como de costumbre. Pero has traído muchas muestras nuevas. ¿Quieres que te apunte la diferencia  o prefieres pedir algo personal?
-Apúntamelas todas menos una, esa será un pedido de oxígeno artificial, de ese que embotellais especialmente condensado.
Y con un guiño de ojos entre las mujeres el acuerdo quedó cerrado y volvieron al autobús.
-¿Que tal Jorge? ¿Te ha gustado la visita? Solo esperamos a que todos acaben y volvemos a casa.